Me llamo Santiago Ramentol Massana, nací el 1 de julio de 1948, y soy doctor en ciencias de la Información. Estoy casado desde siempre con Montse Sintas, periodista y titulada en trabajo social. Tengo un hijo, Marc (médico), y una hija, Irene (periodista), los dos profundamente implicados en su profesión y, de una manera o de otra, en la política catalana. También están casados: con Eva (pediatra) y Oriol (abogado). Y la familia ha continuado con la incorporación de una nieta (Ivet) y cuatro nietos (Martí, Otger, Joan y Lluc), sin un futuro profesional todavía definido. Mis padres se llamaban Santiago e Isabel. Fui el primero de seis hermanos: Isabel (administrativa y comercial), Jordi (químico y ex alto directivo de la Industria Farmacéutica, Mercè (médica), Oriol (abogado) e Immaculada (médica).
El viernes 31 de agosto del 2018, cuando cumplí 70 años, me jubilé como docente de Periodismo Científico y de Estructura de la Comunicación. Mi especialidad académica ha girado siempre alrededor de estas dos áreas de conocimiento, aunque especialmente centrada en la comunicación de la ciencia y de la tecnología. Pero de forma menos reglada, me han interesado mucho la prospectiva (es decir, el análisis científico del futuro), y también los procesos de desinformación (y en consecuencia, el apasionante mundo de las denominadas centrales de inteligencia). Por lo tanto, em considero un fan de las novelas, las series y las películas del género negro (incluido el espionaje) y también de la buena ciencia ficción.
Estoy, repito, jubilado desde agosto de 2018, pero la Universitat Autònoma de Barcelona me ha nombrado Profesor Honorario, así que conservo, entre muchos recuerdos, amigas y amigos, el despacho 111 en Bellaterra, las estanterías, llenas de libros y documentos (que nunca me llevaré), el armario y el fichero de metal, y el viejo y lento ordenador. En este despacho 111, un número especialmente interesante, he convivido con Aida Martori, Núria Torras, Lluís Reales y Antoni Vall. Es decir, sigo formando parte del Departament de Mitjans, Comunicació i Cultura, un espacio bastante tranquilo dentro del a veces convulso y siempre complejo ecosistema universitario.
Estoy relacionado con la vida universitaria, en la UAB, desde el año 1976 hasta ahora mismo, primero como profesor asociado (y trabajando como periodista), y después como profesor titular. He sido director de Departamento, coordinador de todo el Grado de Periodismo y vicedecano de la Facultad.
Pero antes de ser profesor titular, mi vida profesional como periodista había durado más de veinte años. He sido director de todo tipo de medios de comunicación: de diario (Avui), de semanarios (revista Mundo, Prisma Internacional, Ciencia y Vida/Science et Vie…), de televisión (informativos diarios de TVE en Catalunya) y de radio (Ràdio Estel), entre otros cargos de alta responsabilidad en estos y en otros medios. He trabajado en el Diari de Terrassa, la Hoja del Lunes de Mallorca y Barcelona (periódicos ambos de las Associacions de la Premsa, después Col·legis de Periodistes), en Mundo Diario y El Periódico de Catalunya. Fui presidente de la Agencia de Calidad de Internet (Iqua), un organismo de ámbito estatal que ordenaba la circulación de contenidos en red. Fui durante 13 años (2002-2015), secretario general del Consell de la Informació de Catalunya, el organismo que gestiona el Código Deontológico de los periodistas catalanes.
[Abro un paréntesis].
Quiero dedicar un espacio especial a la dirección del diario Avui, porque allí viví lo mejor de la profesión periodística, pero también todas sus perversiones. Mi nombramiento respondía a la necesitad de competir con un Diari de Barcelona renovado, en catalán, con fuerte influencia del Partido Socialista. Algún periódico destacó la paradoja de que el Avui, un medio del ámbito convergente, hubiese designado un director del ámbito socialista. Y así quedó registrado en algunas informaciones periodísticas (en algún caso, de forma interesada). En efecto, yo había militado el partido de Josep Pallach y, posteriormente, de forma transitoria, en el PSC de Joan Raventós. Pero entonces, aunque mes sentía de izquierdas, no formaba parte de ninguna organización política. Ya hacía tiempo me había alejado de cualquier presión partidista.
Los responsables económicos del Avui habían encargado un estudio que calificaba al viejo diario pujolista de gris, anticuado y partidista. Vaticinaba que perdería la mitad de sus lectores. Y llegaba a la conclusión de que su futuro era muy incierto. Así que consultaron a quien habían de consultar: Lluís Prenafeta, entonces secretario de la Presidencia de la Generalitat (naturalmente, con el beneplácito del presidente Pujol). Y el historiador Joan B. Culla sugirió mi nombre.
Abundaban los buenos y las buenas profesionales, pero estructuralmente la redacción del Avui era lo que más se parecía a la oficina siniestra: llena de elementos estancos, despachos y despachitos oscuros, desorden general, i sin ordenadores. Yo procedía de El Periódico, en donde había sido pionero de la introducción de las nuevas tecnologías. En cambio, en el Avui, algunos articulistas todavía escribían a mano. Se respiraba un ambiente de dictadura militar en todo aquello que es refería al uso de la lengua en el ámbito periodístico, llena de arcaísmos y textos incomprensibles.
Hubo que derribarlo casi todo: las paredes, las vidrieras, las máquinas de escribir, la retórica convergente, los espías de la Plaza Sant Jaume, miedo… Durante los dos o tres primeros meses se trabajó contra reloj en una situación próxima al caos, llena de polvo, golpes de martillo e introducción de los nuevos y costosos ordenadores. Y poco a poco, va emergió un nuevo Avui, que no solamente no había perdido lectores, sino que los había ganado. Todo eso se puede consultar en las hemerotecas.
I esta es la parte positiva.
Los cambios en el Avui desconcertaron a los impulsores del Diari de Barcelona. Se enfadaron mucho. Habían trabajado con la hipótesis de que todo seguiría igual. Confiaban en que el Avui se hundiría. Se sentían ganadores. Y organizaron, como respuesta, una campaña (con el apoyo entusiástico de El País y El Periódico) el lema de la cual era “Un buen diario no se copia”, considerando que el Avui estaba imitando su modelo. També todo esto se puede consultar y comparar a les hemerotecas.
El editor del nuevo Avui era Max Cahner, un intelectual nacionalista aparentemente hosco, con cara de pocos amigos, de pensamiento (según algunos) retorcido pero de quien tengo un buen recuerdo, por su cultura, su respeto a mi capacidad de decisión i a la libertad de los periodistas. Diseñamos el nuevo Avui desde el Palau Requesens, un edificio gótico bastante desconocido con una entrada discreta al final de la calle del Bisbe Caçador, que da acceso a una placeta magnífica también gótica, sede de la Acadèmica de les Bones Lletres y entonces de la Revista de Catalunya que Cahner dirigía.
Cahner nunca interfirió en mi trabajo, antes al contrario, contuvo todas las presiones que llegaban desde el exterior. Y como que ni él ni yo respondíamos a los deseos de los viejos propietarios, acostumbrados a tratar el diario como su finca particular, sufrimos dos complots. El primero, al cabo de un año aproximadamente, organizado por el mismo Prenafeta. Pretendía substituir Cahner por Xavier Domingo, un amigo de escapadas, gastrónomo y mujeriego, antiguo corresponsal de Cambio 16 en Catalunya. Y Vicent Sanchis me relevaría a mí como director. Fracasó estrepitosamente. No explicaré los detalles más escabrosos. El mismo Prenafeta me convidó a almorzar en Ca l’Isidre, un restaurante de lujo, con clientes egregios, pero no siempre reputados, ubicado en la calle de las Flors, muy cerca del monasterio románico de Sant Pau del Camp y del Paralelo. El comedor estaba rodeado de pinturas y litografías diversas, entre ellas cuadros de Miró, Picasso y Cuixart. Prenefeta admitió su error, pidió perdón y se comprometió a no intentarlo más. Me confesó que se dedicaría a combatir a Miquel Roca, y que esta batalla sí la ganaría.
La segunda conspiración tenía mes largo recorrido (ya se había manifestado de inicio), la organizó el mismo Miquel Roca, y se expresó con toda su crudeza en un almuerzo tête à tête en una marisquería, en el marco de una conversación por entero absurda (de la cual evito los detalles más insólitos e insolentes). No podía ver a Prenafeta ni en pintura. Me recordó que el Avui era de Convergència, y que yo lo había convertido en un diario que no era el suyo. Me informó que haría todo y más para conseguir mi cese, anunciándome el nombre de quien me sustituiría.
Y efectivamente así fue. Pocos meses más tarde, Cahner me telefoneó (yo estaba en la cama con 39 grados de fiebre) y me pidió que me reuniese urgentemente con él en el restaurante El Paraigua, en la plaza de Sant Miquel, al lado del Ajuntament de Barcelona. Dijo que venía de Palau de la Generalitat y que Pujol le había pedido un cese, el suyo o el mío. O el de los dos. Fue el mío. Le comuniqué el nombre de quien me sustituiría. Él me respondió que de ninguna manera sería aquel que me había sugerido Roca. Insistió en que todo estaba todavía abierto y que le habían pedido que pensara en candidatos. Le engañaron o me engañó. Una vez consolidado mi sustituto, él y los poderes de la plaza Sant Jaume se cargaron a Cahner.
[I aquí tanco el parèntesi].
La salida del Avui me envió directamente al paro. No hubo oferta de puertas giratorias como era costumbre. Meses más tarde, me recuperó Lluís Bassat para su empresa, en un encuentro casual en el Liceu. Pero mi destino era la Universidad. Así que acabé la tesis y posteriormente gané una plaza de profesor titular de Periodismo Científico.
Ya en plena consagración a la universidad, abrí una etapa provisional de servicios especiales, para dedicar mi actividad a el ámbito del servicio público. Y así desde el punto de vista de la responsabilidad pública, he ostentado cargos de alta dirección dentro del Gobierno de la Generalitat. Cabe destacar especialmente el de director general de Mitjans i Serveis de Comunicació Audiovisual en el Gobierno del presidente Pasqual Maragall, a propuesta de Esquerra Republicana de Catalunya.
Desde este cargo, se planificó el tránsito de la televisión analógica a la digital, un objetivo muy complejo, porque requirió coordinar investigaciones muy potentes en el ámbito español, catalán y europeo; análisis prospectivos muy rigurosos, incluyendo la consulta a los expertos globales más destacados. Este paso fundamental exigió una coordinación permanente con las autoridades europeas y españolas, la preparación y desarrollo de cambios substánciales en la estructura de la comunicación audiovisual de nuestro país, en el despliegue de centros emisores y repetidores para asegurar el transporte de la señal, en la tecnología usada por los prestadores de servicios audiovisuales (de ámbito español, catalán y de proximidad), en el parque de aparatos de televisión, las antenas particulares y colectivas.
También era necesario adaptar toda la normativa audiovisual y de la Sociedad de la Información, y desde la Dirección General de la que era responsable, se formularon les bases de la Llei de l’Audiovisual de Catalunya. Y finalmente fui nombrado consejero y después consejero secretario del Consell de l’Audiovisual de Catalunya. El cargo de consejero del CAC equivale en rango al de secretario del Gobierno de la Generalitat.
En mi condición de periodista especializado en ciencia y tecnología fui responsable del área de Cultura y Ciència de El Periódico, director de la versión española de la revista francesa Science et Vie, y de un programa de radio premiado titulado Bojos per la Ciència (Locos por la ciencia). Promoví la creación de la asignatura de Periodismo Científico en la UAB, que fue la primera materia con este contenido no sólo en Catalunya, sino también en todo el ámbito español. He impartido esta asignatura durante más de 30 años, desde 1986 hasta ahora, en el momento de la mi jubilación. Y continuará con Lluís Reales.
También en el ejercicio de esta especialidad (en este caso comunicación corporativa de una institución científica), cabe situar el hecho de haber sido, durante los años 1991 y 1992, responsable de Comunicación e Imagen de la Universitat Autònoma de Barcelona (con Antoni Merino y Concha Valls, prematuramente muerta), con la reorganización a fondo de la unidad correspondiente y la potenciación de la comunicación científica por encima de la protocolaria, lo que no fue nada fácil. També desarrollé esta misma tarea, en este caso como asesor, en el Hospital Vall d’Hebron de Barcelona (con Núria Llistar de responsable de Comunicación).
En el ámbito de la ciencia, la tecnología y la prospectiva, he publicado tres libros y he participado en cuatro obras colectivas.
Libros propios:
- “Els silencis de la ciencia”, publicado en Edicions 3i4, el año 2000, (ISBN 84-7502-598-6).
- “Déu és raonable: la ciència contra les religions?”, publicado en Editorial Mediterrània, el año 2004 (ISBN 84-8334-534-X).
- “Teorías del desconcierto. Viaje al fondo de la incertidumbre: los pensadores que diseñan un futuro global”, publicado en Editorial Urano, también el año 2004 (ISBN 84-7953-568-7).
Obras colectivas:
- “Memòria de la transició a Espanya i a Catalunya: els mitjans de comunicació”, el capítol 6, titulado “TVE o allò que la memòria no sol recordar”, publicado en la editorial Publicacions i Edicions de la Universitat de Barcelona, el año 2004 (ISBN 84-475-2773-5).
- “Cómo ganar unas elecciones: comunicación y movilización en las campañas electorales”, el capítulo 4, titulado “Cómo sobrevivir con éxito en la selva mediática”, publicado en Paidós, el año 2008 (ISBN 978-84-493-2173-3).
- “Veintinueve maneras de concebir el silencio”, el capítulo titulado “Cuando la ciencia guarda silencio”, publicado en la editorial Servicio de Publicaciones de la Diputación de Castellón, el año 2008 (ISBN 978-84-96372-63-4).
- Y finalmente (y en este caso también como coordinador), e la obra titulada “Contra la ignorància informada”, como autor del capítulo 1, titulado “La nova era: entre el desconcert i l’esperança. O quan el futur és una mirada que llencem envers l’horitzó i ens torna en forma de preguntes”, publicado en Edicions CSXXI, el año 2012 (ISBN 978-84-96786-44-8).
Mi currículum académico y profesional completo, que se expone en el apartado “La obra” de esta misma web, amplia y detalla todos estos y otros capítulos de mi vida.
santiago.ramentol@uab.cat