Byung-Chul Han, profesor de Filosofía de la Universidad de las Artes de Berlín, sostiene que la sociedad disciplinaria que caracterizó buena parte del siglo XX ha sido sustituida por la sociedad del rendimiento. Los ciudadanos de la sociedad del rendimiento yo no son objeto de obediencia jerárquica (Foucault), sino que son valorados por su capacidad de dar provecho. Estas personas suelen ser emprendedoras de ellas mismas: los autónomos.

Hay dos tipos básicos de autónomos: aquellos que lo hacen por voluntad propia, porque es aquello que les conviene como modelo para ganarse la vida sin depender otros; y aquellos que se ven abocados a esta situación porque una empresa les obliga a registrar-se como trabajadores por cuenta propia.

Byung-Chul Han cree que la sociedad disciplinaria, sujeta a una estructura jerárquica, producía, en su negatividad, locos y criminales. Y que la sociedad del rendimiento, al tratar de maximizar la producción, produce depresivos y fracasados, como una expresión patológica del agotamiento.

En este caso, nos encontramos ante un trabajador-a y empresario-a, todo a la vez, aparentemente no sometido a nadie, pero sí a él mismo. El sujeto del rendimiento se encuentra en guerra contra él mismo. Vive para y por su trabajo. No descansa nunca. Está permanentemente conectado. Se ve obligado a autoexplotar-se. Es la gran paradoja.

Esta autoexplotación puede ser peor que la del viejo modelo autoritario, porque va acompañada de un falso sentimiento de libertad (una libertad paradójica).

La lectura de Byung-Chul Han es muy recomendable. Uno de los pensadores del futuro.